La trama conocida como Obra Nueva se ha llevado a cabo en varias localidades de la provincia, sobre todo en el término de Chiclana, donde la pericia de los estafadores ha logrado sortear todos los escollos para alcanzar su objetivo. Bancos, notarías, arquitectos e incluso los compradores se ven envueltos en esta red urbanística que ha supuesto graves complicaciones para entidades financieras.
La táctica a seguir en el fraude, aunque quizás con algunas variantes, son las que seguidamente se detallan:
1) La compra del terreno. Un intermediario (el estafador) compra un terreno rústico en contrato privado, por el que pagando sólo una parte del mismo a modo de señal, se hace dueño de la propiedad, quedando el resto del importe de la compra pendiente de pago hasta que se eleve a público ante notario la escritura de compra venta, que no se hará a su nombre, sino al del comprador final.
2) La declaración de Obra Nueva falsa. El mismo intermediario, ya como dueño del terreno, y por supuesto sin existir ninguna construcción, declara ante notario una obra nueva sobre dicho suelo con el único requisito de un certificado falso de un arquitecto técnico (cómplice en la estafa) visado por Colegio de Arquitectos, en el que se certifica que allí existe una vivienda con más de 4 años de antigüedad, consiguiendo así la prescripción de un posible delito por construcción en zona rústica.
3) El comprador. Buscaban un comprador para la parcela y la futura vivienda que se construiría en ella y que estuviera dispuesto a asumir el riesgo de firmar una hipoteca sobre una vivienda que no existía y por un importe elevado como si ésta existiera, ya que un banco no hipoteca un terreno rústico y además si lo hiciera la hipoteca sería muy pequeña.
Hay que indicar que algunos compradores podían incluso no saber exactamente qué estaban firmando y les tranquilizaba el saber que el importe de la hipoteca, siempre deduciendo los gastos y los altos corretajes de estos intermediarios, quedaba ingresado en su cuenta para así poder ir pagando al constructor que les haría su casa.
4) La hipoteca y el tasador. Una vez que tenían el comprador y la nota simple de la vivienda, que no existía, pero que ya estaba inscrita en el Registro de la Propiedad como si existiera, iban a la entidad financiera en busca de la hipoteca, suponiendo el mayor escollo el tasador, ya que este debe comprobar y visitar el inmueble antes de emitir la tasación, requisito indispensable para que el banco conceda el préstamo hipotecario. El tasador tasaba viviendas ya existentes que no se correspondían con las de las notas simples, a sabiendas quizás en algunos casos o porque verdaderamente no eran capaces de identificar exactamente el inmueble en otros, y eran engañados por el intermediario que los acompañaba, enseñándoles viviendas que no eran.
5) La firma de escrituras. Una vez concedida la hipoteca, se firmaba en notaría la escritura de compra venta de una vivienda en vez de un terreno, donde comparecía entonces el vendedor del terreno y el comprador que había pedido la hipoteca, ya que aunque en el contrato privado el propietario del terreno vendía al intermediario a la hora de escriturar lo hacía ya directamente al comprador final, por lo que el intermediario nunca interviene en ninguna escritura pública. En el mismo acto se firma la hipoteca concedida.
6) El reparto del dinero. En este momento, con el dinero de la hipoteca, que puede oscilar entre los 120 mil y los 180 mil euros, los compradores pagan el resto del precio vendedor del terreno, que es poco porque sólo es el terreno, pagan las correspondientes comisiones y corretajes a los intermediarios, pagan los gastos de notaría, impuestos, Registro de la Propiedad, gastos bancarios, etc. y se quedan con el resto del dinero en su cuenta corriente o en efectivo para ir pagando la construcción de su casa.
7) ¿Quién pierde?. El vendedor vende, el comprador compra, el intermediario, el notario, el registrador y hacienda cobran. El único que pierde es el banco, que cobra pero sólo mientras el comprador pague, ya que si no lo hiciera y fueran a embargarle, se encontraría que lo que tienen hipotecado es un solar y no una vivienda como ellos creían.
Fuente: diariodecadiz.es (10/10/07)
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