Vender un piso ya no es tan fácil como lo era en pleno apogeo del boom inmobiliario. los plazos se alargan y alcanzan una media de entre seis y ocho meses. la operación se convierte en una odisea cuando se trata de deshacerse de una vivienda para comprar otra. en muchas ocasiones el momento de la compra no coincide con el de la venta y los propietarios se ven obligados a contratar productos financieros como hipotecas puente y a veces hasta créditos que pueden poner en peligro la economía familiar. los agentes de la propiedad inmobiliaria recuerdan que no es tiempo para sobrevalorar los pisos. los intermediarios recomiendan ajustar los precios a lo que pide el mercado y no realizar reformas con la intención de vender la casa más cara, sino de tenerla en condiciones para el comprador
Fuente: el país, viernes 20 jul 07
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