El director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, asegura que ‘la fase más álgida’ del boom inmobiliario ‘ya ha sido superada’, como así lo indican la moderación del crédito a los hogares y la ‘clara tendencia a la desaceleración’ de los precios y de las transacciones.
Malo de Molina indica, en una entrevista a la publicación 'Cuadernos de Información Económica' de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que los datos que apuntan a los primeros síntomas de la moderación mantienen aún ‘niveles elevados’, pero añade que la información más reciente muestra una ‘progresiva normalización’ del mercado inmobiliario con ritmos de actividad ‘más moderados’.
No obstante, señala que el sector sigue creciendo aún a cifras importantes como consecuencia del elevado ritmo de creación de los hogares, pero registra tasas de crecimiento en los precios ‘sensiblemente inferiores’ y más en línea con la evolución de sus determinantes.
‘Se trata, por lo tanto, de una evolución que refuerza la probabilidad de una convergencia suave hacia ritmos de actividad y de revalorización más normales y sostenibles. La materialización de este escenario despejaría las incertidumbres sobre posibles ajustes bruscos y permitiría un patrón de crecimiento más equilibrado de la economía’, subraya.
Muy relacionado con el sector inmobiliario está el endeudamiento de las familias que, según Malo de Molina, ha sido el resultado de la confluencia de un descenso de la tasa de ahorro, con un fuerte aumento de la inversión residencial, impulsados por los cambios en renta, riqueza y costes de la financiación y por las profundas transformaciones demográficas que han contribuido al boom inmobiliario y a la revalorización de la vivienda.
En cuanto a la evolución de la inflación, afirma que la mejora reciente de los precios (en abril el IPC se situó en el 2,4% en tasa interanual) tiene un ‘componente transitorio importante’, pues se debe al perfil de los aumentos de precios de la energía el año anterior y a la mejora de dicho componente en la primera parte del año.
Por ello, indica que sigue habiendo ‘algunos factores subyacentes’ en la formación de precios relacionados con determinadas ‘rigideces’ en algunos sectores, que tienden a prolongar la persistencia de una inflación más elevada que la del área del euro.
Junto con el diferencial de inflación, Malo de Molina identifica la baja productividad como un ‘reto a largo plazo’ fundamental para mantener la competitividad en el marco de las presiones que la globalización ejerce sobre los países industrializados, especialmente sobre los de menor desarrollo tecnológico.
En este sentido, afirma que los ‘puntos débiles’ de la economía española están relacionados con las tensiones que origina ‘la continuada presión del gasto’ y con el patrón de crecimiento, basado en un ‘elevado’ peso del sector de la construcción y un ‘débil’ dinamismo de la productividad.
Este escenario produce, en su opinión, ‘presiones alcistas’ de costes y de precios que suponen un ‘riesgo’ para la competitividad y una tendencia creciente al endeudamiento de hogares y familias.
Respecto al abultado desequilibrio exterior, afirma que lo importante es diagnosticar el alcance real de las pérdidas de competitividad acumuladas por los diferenciales persistentes de costes y precios, así como la dimensión de los ajustes necesarios en la dinámica del gasto para alcanzar tasas de endeudamiento sostenibles.
Por otro lado, el director del Gabinete de Coyuntura y Estadística de Funcas, Angel Laborda, indica en la misma publicación que la economía española crecerá un 3,8% en 2007, con un perfil muy similar al del año anterior. Así, prevé una moderación del consumo de los hogares y de la inversión en vivienda, dado que la subida de tipos restará capacidad de gasto de las familias, aunque estima que la demanda nacional seguirá creciendo a un ritmo del 5%.
Por el lado de la demanda externa, considera que la contribución del sector exterior podría ser algo más negativa que en 2006, ya que cabe esperar una ‘cierta desaceleración’ de las exportaciones como consecuencia de la moderación del crecimiento mundial, lo que frenará el proceso de mejora de la contribución del sector exterior al crecimiento del PIB que se produjo en 2006.
De cara al crecimiento futuro, Laborda pronostica un aumento del PIB por encima del 3% en 2008, lo que daría lugar a una desaceleración ‘más significativa’ de la economía, aunque advierte del bajo protagonismo de la productividad. Así, en los cuatro últimos años, el 56,3% del crecimiento ha sido imputable al factor trabajo, el 40,4% a la acumulación de capital y sólo el 3,3% a la productividad.
Sobre la evolución de la inflación, Laborda estima que el IPC se situará en el 2% en los meses centrales del año, si bien repuntará después para acabar en el 2,9% en diciembre. Así, la tasa media anual se situaría en el 2,4 (2,6% la inflación subyacente), siempre que el precio del barril de petróleo se sitúe en torno a 63,7 dólares.
El déficit por cuenta corriente, por su parte, continuará aumentando este año, según Laborda, a un ritmo similar al de 2006, con lo que la necesidad de financiación se situará en el 9% del PIB.
Desagregando el déficit exterior, los profesores Javier Blanco e Ignacio del Rosal de la Universidad de Oviedo, indican en 'Cuadernos de Información Económica' que la tasa de ahorro en España ha permanecido estable en torno al 22% del PIB desde mediados de los 90, mientras que la tasa de inversión ha crecido hasta el 30%, alcanzando el mayor nivel del periodo en 2006, lo que explica una parte de este déficit.
De esta forma, la tasa de ahorro española es superior a la media de la zona euro, mientras que la tasa de inversión de España es la tercera más elevada de toda la UE-25, sólo superada por Estonia (32,5%) y Letonia (33,4%).
Finalmente, el Índice de Sentimiento del Consumidor realizado por Funcas en febrero revela que el optimismo de los españoles sobre la economía general y sobre sus economías domésticas se muestra estable.
Fuente:urbanoticias.com (21/05/07)
Malo de Molina indica, en una entrevista a la publicación 'Cuadernos de Información Económica' de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que los datos que apuntan a los primeros síntomas de la moderación mantienen aún ‘niveles elevados’, pero añade que la información más reciente muestra una ‘progresiva normalización’ del mercado inmobiliario con ritmos de actividad ‘más moderados’.
No obstante, señala que el sector sigue creciendo aún a cifras importantes como consecuencia del elevado ritmo de creación de los hogares, pero registra tasas de crecimiento en los precios ‘sensiblemente inferiores’ y más en línea con la evolución de sus determinantes.
‘Se trata, por lo tanto, de una evolución que refuerza la probabilidad de una convergencia suave hacia ritmos de actividad y de revalorización más normales y sostenibles. La materialización de este escenario despejaría las incertidumbres sobre posibles ajustes bruscos y permitiría un patrón de crecimiento más equilibrado de la economía’, subraya.
Muy relacionado con el sector inmobiliario está el endeudamiento de las familias que, según Malo de Molina, ha sido el resultado de la confluencia de un descenso de la tasa de ahorro, con un fuerte aumento de la inversión residencial, impulsados por los cambios en renta, riqueza y costes de la financiación y por las profundas transformaciones demográficas que han contribuido al boom inmobiliario y a la revalorización de la vivienda.
En cuanto a la evolución de la inflación, afirma que la mejora reciente de los precios (en abril el IPC se situó en el 2,4% en tasa interanual) tiene un ‘componente transitorio importante’, pues se debe al perfil de los aumentos de precios de la energía el año anterior y a la mejora de dicho componente en la primera parte del año.
Por ello, indica que sigue habiendo ‘algunos factores subyacentes’ en la formación de precios relacionados con determinadas ‘rigideces’ en algunos sectores, que tienden a prolongar la persistencia de una inflación más elevada que la del área del euro.
Junto con el diferencial de inflación, Malo de Molina identifica la baja productividad como un ‘reto a largo plazo’ fundamental para mantener la competitividad en el marco de las presiones que la globalización ejerce sobre los países industrializados, especialmente sobre los de menor desarrollo tecnológico.
En este sentido, afirma que los ‘puntos débiles’ de la economía española están relacionados con las tensiones que origina ‘la continuada presión del gasto’ y con el patrón de crecimiento, basado en un ‘elevado’ peso del sector de la construcción y un ‘débil’ dinamismo de la productividad.
Este escenario produce, en su opinión, ‘presiones alcistas’ de costes y de precios que suponen un ‘riesgo’ para la competitividad y una tendencia creciente al endeudamiento de hogares y familias.
Respecto al abultado desequilibrio exterior, afirma que lo importante es diagnosticar el alcance real de las pérdidas de competitividad acumuladas por los diferenciales persistentes de costes y precios, así como la dimensión de los ajustes necesarios en la dinámica del gasto para alcanzar tasas de endeudamiento sostenibles.
Por otro lado, el director del Gabinete de Coyuntura y Estadística de Funcas, Angel Laborda, indica en la misma publicación que la economía española crecerá un 3,8% en 2007, con un perfil muy similar al del año anterior. Así, prevé una moderación del consumo de los hogares y de la inversión en vivienda, dado que la subida de tipos restará capacidad de gasto de las familias, aunque estima que la demanda nacional seguirá creciendo a un ritmo del 5%.
Por el lado de la demanda externa, considera que la contribución del sector exterior podría ser algo más negativa que en 2006, ya que cabe esperar una ‘cierta desaceleración’ de las exportaciones como consecuencia de la moderación del crecimiento mundial, lo que frenará el proceso de mejora de la contribución del sector exterior al crecimiento del PIB que se produjo en 2006.
De cara al crecimiento futuro, Laborda pronostica un aumento del PIB por encima del 3% en 2008, lo que daría lugar a una desaceleración ‘más significativa’ de la economía, aunque advierte del bajo protagonismo de la productividad. Así, en los cuatro últimos años, el 56,3% del crecimiento ha sido imputable al factor trabajo, el 40,4% a la acumulación de capital y sólo el 3,3% a la productividad.
Sobre la evolución de la inflación, Laborda estima que el IPC se situará en el 2% en los meses centrales del año, si bien repuntará después para acabar en el 2,9% en diciembre. Así, la tasa media anual se situaría en el 2,4 (2,6% la inflación subyacente), siempre que el precio del barril de petróleo se sitúe en torno a 63,7 dólares.
El déficit por cuenta corriente, por su parte, continuará aumentando este año, según Laborda, a un ritmo similar al de 2006, con lo que la necesidad de financiación se situará en el 9% del PIB.
Desagregando el déficit exterior, los profesores Javier Blanco e Ignacio del Rosal de la Universidad de Oviedo, indican en 'Cuadernos de Información Económica' que la tasa de ahorro en España ha permanecido estable en torno al 22% del PIB desde mediados de los 90, mientras que la tasa de inversión ha crecido hasta el 30%, alcanzando el mayor nivel del periodo en 2006, lo que explica una parte de este déficit.
De esta forma, la tasa de ahorro española es superior a la media de la zona euro, mientras que la tasa de inversión de España es la tercera más elevada de toda la UE-25, sólo superada por Estonia (32,5%) y Letonia (33,4%).
Finalmente, el Índice de Sentimiento del Consumidor realizado por Funcas en febrero revela que el optimismo de los españoles sobre la economía general y sobre sus economías domésticas se muestra estable.
Fuente:urbanoticias.com (21/05/07)
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